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¡Que lo disfruten!
Rocío y Nahuel
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martes, 28 de abril de 2020
lunes, 27 de abril de 2020
Semanas 6 y 7 - Cuento: "El club de los perfectos" de Graciela Montes - 2ºA y 2ºB
CUENTO: "EL CLUB DE LOS PERFECTOS" DE GRACIELA MONTES.
Hay gente que ya está cansada de que yo
cuente cosas del barrio de Florida. Pero no
es culpa mía: en Florida pasa cada cosa que
una no puede menos que contarla.
Como la historia esa del Club de los Perfectos.
Porque resulta que los perfectos de Florida decidieron
formar un club.
Alguno de ustedes preguntará quiénes eran los
Perfectos. Bueno, los Perfectos de Florida eran como los
Perfectos de cualquier otro barrio, así que cualquiera
puede imaginárselos.
Por ejemplo, los Perfectos no son gordos pero
tampoco son flacos.
No son demasiados altos, y mucho menos petisos.
Tienen todos los dientes parejos y jamás de los
jamases se comen las uñas.
Nunca tienen pie plano ni se hacen pis encima.
No son miedosos. Ni confianzudos.
No se ríen a carcajadas ni lloran a moco tendido.
Los Perfectos siempre están bien peinados, siempre
piden “por favor” y jamás hablan con la boca llena.
Hay que reconocer que los Perfectos de Florida no eran
muchos que digamos. Es más, eran muy pocos. Tan pocos
que había calles, como Agustín Álvarez, donde no podía
encontrarse un Perfecto ni con lupa. Pero –pocos y todo–
decidieron formar un club porque todo el mundo sabe
que a los Perfectos sólo les gusta charlar con Perfectos,
comer con Perfectos y casarse con Perfectos.
El Club de los Perfectos fue el tercer club de
Florida. Los otros dos eran el Deportivo Santa Rita y
el Social Juan B. Justo.
El Deportivo Santa Rita era sobre todo un club de
fútbol. Los sábados por la tarde se llenaba de floridenses
porque los sábados por la tarde se jugaban partidos
amistosos con el equipo de Cetrángolo.
El Social Juan B. Justo era el club de los bailes. Los
sábados por la noche los floridenses que querían ponerse
de novio se reunían a bailar con los Rockeros de Florida
entre guirnaldas verdes,
rojas y amarillas.
Pero el Club de los Perfectos era otra cosa.
Para empezar, no era ni un galpón ni una
cancha. Era una casa en la calle Warnes, con
grandes ventanales y una verja alta de rejas negras.
Y en el jardín que daba al frente, nada de malvones,
dalias y margaritas, sólo palmeras esbeltas, rosales de
rosas blancas y gomeros de hojas lustrosas.
Los sábados por la noche, los Perfectos llegaban al club
con sus ropas planchadas y sus corbatas brillantes. Como
eran perfectamente puntuales llegaban todos juntos.
Se sentaban alrededor de la mesa con mantel
almidonado y vajilla deslumbrante. Comían tranquilos y
educados. Masticaban bien. Sonreían. Nunca parecían
tener hambre. Ni apuro. Ni sueño. Ni rabia. Ni ganas.
Ni celos. Ni frío.
Tan diferentes eran, que a los floridenses se les hizo
costumbre eso de ir a visitar el Club de los Perfectos.
Bueno, visitar es una manera de
decir porque al club de los
Perfectos sólo entraban Perfectos,
y los demás miraban de afuera.
Lo cierto es que, a eso de las
siete de la tarde, en cuanto
terminaba el partido, los del
Deportivo Santa Rita se venían en
patota a la calle Warnes y, a eso de las ocho,
antes de ir para el baile del Social Juan B. Justo, las
parejas de novios pasaban por la calle Warnes para
echarles una ojeadita a los Perfectos.
Los floridenses se apretaban todos junto a la verja.
Eran un montón, pero ninguno era perfecto. Estaba
doña Clementina, llena de arrugas; el nieto de don
Braulio, que era un poco bizco; el chico del almacén,
que era petiso; Antonia, llena de pecas… y chicos que
usaban aparatos en los dientes, chicos que a veces se
comían las uñas, chicos que a veces se hacían
pis encima, chicos con mocos,
muchachos que clavaban los dientes en los sánguches de
milanesa porque tenían hambre y chicas un poco
despeinadas porque había viento.
Los sábados por la noche, el Club de los Perfectos
estaba siempre rodeado de floridenses. Y fue por eso
que, cuando pasó lo que tenía que pasar, hubo muchos
que pudieron contarlo.
Resulta que estaban ahí los Perfectos, tan perfectos
como siempre reunidos alrededor de la mesa,
perfectamente bronceados porque era verano y
perfectamente frescos y perfumados, cuando pasó lo que
tenía que pasar.
Pasó una cucaracha.
Una cucaracha lisita, negra, brillante, en cierto modo
una cucaracha perfecta, que trepó lentamente por el
mantel almidonado y empezó a caminar perfectamente
serena, por entre los platos.
El primero que la vio fue un Perfecto de saco blanco
y corbata a rayas, perfectamente rubio. La cucaracha
se acercaba, pacíficamente, hacia su plato.
El Perfecto rubio se puso de pie…
demasiado bruscamente, porque volcó la silla, empujó
con el codo el plato decorado, que se estrelló contra el
piso, y derramó el vino tinto de su copa labrada sobre la
Perfecta de vestido blanco.
La cucaracha entre tanto, posiblemente sorda y
seguramente valiente, seguía recorriendo la mesa,
desviándose sin sobresaltos cuando se le interponía
algún plato.
Los Perfectos en cambio sí que parecían
sobresaltados. Había algunos que se subían a las sillas y
gritaban pidiendo ayuda, y otros que se comían
velozmente las uñas acurrucados en los rincones.
Había algunos que lloraban a moco tendido y otros
que, de puro nerviosos, se reían a carcajadas.
El mantel ya no parecía el mismo, lleno como
estaba de platos rotos y copas volcadas. Y
serena, parsimoniosa, la
manchita negra y
lustrosa proseguía
su camino.
Los floridenses que estaban junto a la
reja al principio no entendían. Se agolpaban
para ver mejor, los de la primera fila les pasaban
noticias a los de atrás. Aníbal, el relator de los
partidos amistosos, se trepó a lo alto de la verja y
empezó a transmitir los acontecimientos:
–El Perfecto de la Camisa a Cuadros se cae de
espaldas. Rueda. Quiere ponerse de pie, trastabilla y cae
sobre la Perfecta del Collar de Nácar. La Perfecta del
Collar de Nácar pierde la peluca. Se arroja al suelo y
camina en cuatro patas tratando de recuperarla. El
Perfecto del Traje Azul tropieza con ella, pierde el
equilibrio y cae… Cae también su dentadura, que
golpea ruidosamente contra la pata de la mesa…
Arrugados, despeinados, manchados y llorosos, los
Perfectos fueron abandonando la casa de la calle
Warnes. Los floridenses los miraban salir y no podían
casi reconocerlos. Algunos estaban pálidos. Otros
parecían viejos. Algunos, si se los miraba bien, eran
francamente gordos. Y todos, uno por uno,
estaban muertos de miedo.
A los floridenses más burlones les daba un poco de risa.
Los floridenses más comprensivos les sonreían y les
daban la bienvenida: al fin de cuentas no era tan malo
estar de este lado de la reja.
De más está decir que ese mismo día se
disolvió el Club de los Perfectos.
Y cuentan en el barrio que los sábados por
la tarde algunos de los que fueron sus socios
llegan cansados y hambrientos al
Deportivo Santa Rita y que otros
van, un poco despeinados, al Social
Juan B. Justo.
Cuentan también que en la casa
de la calle Warnes ahora crecen
malvones.
Y parece que así es mucho
mejor que antes.
© Graciela Montes.
Hay gente que ya está cansada de que yo
cuente cosas del barrio de Florida. Pero no
es culpa mía: en Florida pasa cada cosa que
una no puede menos que contarla.
Como la historia esa del Club de los Perfectos.
Porque resulta que los perfectos de Florida decidieron
formar un club.
Alguno de ustedes preguntará quiénes eran los
Perfectos. Bueno, los Perfectos de Florida eran como los
Perfectos de cualquier otro barrio, así que cualquiera
puede imaginárselos.
Por ejemplo, los Perfectos no son gordos pero
tampoco son flacos.
No son demasiados altos, y mucho menos petisos.
Tienen todos los dientes parejos y jamás de los
jamases se comen las uñas.
Nunca tienen pie plano ni se hacen pis encima.
No son miedosos. Ni confianzudos.
No se ríen a carcajadas ni lloran a moco tendido.
Los Perfectos siempre están bien peinados, siempre
piden “por favor” y jamás hablan con la boca llena.
Hay que reconocer que los Perfectos de Florida no eran
muchos que digamos. Es más, eran muy pocos. Tan pocos
que había calles, como Agustín Álvarez, donde no podía
encontrarse un Perfecto ni con lupa. Pero –pocos y todo–
decidieron formar un club porque todo el mundo sabe
que a los Perfectos sólo les gusta charlar con Perfectos,
comer con Perfectos y casarse con Perfectos.
El Club de los Perfectos fue el tercer club de
Florida. Los otros dos eran el Deportivo Santa Rita y
el Social Juan B. Justo.
El Deportivo Santa Rita era sobre todo un club de
fútbol. Los sábados por la tarde se llenaba de floridenses
porque los sábados por la tarde se jugaban partidos
amistosos con el equipo de Cetrángolo.
El Social Juan B. Justo era el club de los bailes. Los
sábados por la noche los floridenses que querían ponerse
de novio se reunían a bailar con los Rockeros de Florida
entre guirnaldas verdes,
rojas y amarillas.
Pero el Club de los Perfectos era otra cosa.
Para empezar, no era ni un galpón ni una
cancha. Era una casa en la calle Warnes, con
grandes ventanales y una verja alta de rejas negras.
Y en el jardín que daba al frente, nada de malvones,
dalias y margaritas, sólo palmeras esbeltas, rosales de
rosas blancas y gomeros de hojas lustrosas.
Los sábados por la noche, los Perfectos llegaban al club
con sus ropas planchadas y sus corbatas brillantes. Como
eran perfectamente puntuales llegaban todos juntos.
Se sentaban alrededor de la mesa con mantel
almidonado y vajilla deslumbrante. Comían tranquilos y
educados. Masticaban bien. Sonreían. Nunca parecían
tener hambre. Ni apuro. Ni sueño. Ni rabia. Ni ganas.
Ni celos. Ni frío.
Tan diferentes eran, que a los floridenses se les hizo
costumbre eso de ir a visitar el Club de los Perfectos.
Bueno, visitar es una manera de
decir porque al club de los
Perfectos sólo entraban Perfectos,
y los demás miraban de afuera.
Lo cierto es que, a eso de las
siete de la tarde, en cuanto
terminaba el partido, los del
Deportivo Santa Rita se venían en
patota a la calle Warnes y, a eso de las ocho,
antes de ir para el baile del Social Juan B. Justo, las
parejas de novios pasaban por la calle Warnes para
echarles una ojeadita a los Perfectos.
Los floridenses se apretaban todos junto a la verja.
Eran un montón, pero ninguno era perfecto. Estaba
doña Clementina, llena de arrugas; el nieto de don
Braulio, que era un poco bizco; el chico del almacén,
que era petiso; Antonia, llena de pecas… y chicos que
usaban aparatos en los dientes, chicos que a veces se
comían las uñas, chicos que a veces se hacían
pis encima, chicos con mocos,
muchachos que clavaban los dientes en los sánguches de
milanesa porque tenían hambre y chicas un poco
despeinadas porque había viento.
Los sábados por la noche, el Club de los Perfectos
estaba siempre rodeado de floridenses. Y fue por eso
que, cuando pasó lo que tenía que pasar, hubo muchos
que pudieron contarlo.
Resulta que estaban ahí los Perfectos, tan perfectos
como siempre reunidos alrededor de la mesa,
perfectamente bronceados porque era verano y
perfectamente frescos y perfumados, cuando pasó lo que
tenía que pasar.
Pasó una cucaracha.
Una cucaracha lisita, negra, brillante, en cierto modo
una cucaracha perfecta, que trepó lentamente por el
mantel almidonado y empezó a caminar perfectamente
serena, por entre los platos.
El primero que la vio fue un Perfecto de saco blanco
y corbata a rayas, perfectamente rubio. La cucaracha
se acercaba, pacíficamente, hacia su plato.
El Perfecto rubio se puso de pie…
demasiado bruscamente, porque volcó la silla, empujó
con el codo el plato decorado, que se estrelló contra el
piso, y derramó el vino tinto de su copa labrada sobre la
Perfecta de vestido blanco.
La cucaracha entre tanto, posiblemente sorda y
seguramente valiente, seguía recorriendo la mesa,
desviándose sin sobresaltos cuando se le interponía
algún plato.
Los Perfectos en cambio sí que parecían
sobresaltados. Había algunos que se subían a las sillas y
gritaban pidiendo ayuda, y otros que se comían
velozmente las uñas acurrucados en los rincones.
Había algunos que lloraban a moco tendido y otros
que, de puro nerviosos, se reían a carcajadas.
El mantel ya no parecía el mismo, lleno como
estaba de platos rotos y copas volcadas. Y
serena, parsimoniosa, la
manchita negra y
lustrosa proseguía
su camino.
Los floridenses que estaban junto a la
reja al principio no entendían. Se agolpaban
para ver mejor, los de la primera fila les pasaban
noticias a los de atrás. Aníbal, el relator de los
partidos amistosos, se trepó a lo alto de la verja y
empezó a transmitir los acontecimientos:
–El Perfecto de la Camisa a Cuadros se cae de
espaldas. Rueda. Quiere ponerse de pie, trastabilla y cae
sobre la Perfecta del Collar de Nácar. La Perfecta del
Collar de Nácar pierde la peluca. Se arroja al suelo y
camina en cuatro patas tratando de recuperarla. El
Perfecto del Traje Azul tropieza con ella, pierde el
equilibrio y cae… Cae también su dentadura, que
golpea ruidosamente contra la pata de la mesa…
Arrugados, despeinados, manchados y llorosos, los
Perfectos fueron abandonando la casa de la calle
Warnes. Los floridenses los miraban salir y no podían
casi reconocerlos. Algunos estaban pálidos. Otros
parecían viejos. Algunos, si se los miraba bien, eran
francamente gordos. Y todos, uno por uno,
estaban muertos de miedo.
A los floridenses más burlones les daba un poco de risa.
Los floridenses más comprensivos les sonreían y les
daban la bienvenida: al fin de cuentas no era tan malo
estar de este lado de la reja.
De más está decir que ese mismo día se
disolvió el Club de los Perfectos.
Y cuentan en el barrio que los sábados por
la tarde algunos de los que fueron sus socios
llegan cansados y hambrientos al
Deportivo Santa Rita y que otros
van, un poco despeinados, al Social
Juan B. Justo.
Cuentan también que en la casa
de la calle Warnes ahora crecen
malvones.
Y parece que así es mucho
mejor que antes.
© Graciela Montes.
Semanas 6 y 7 - Prácticas del Lenguaje - Cuadernillo Nº 4 - 2ºA y 2ºB
CUADERNILLO DE
PRÁCTICAS DEL LENGUAJE N°4
DOCENTES: Maso, Lucía y Vallejos, Cynthia
GRADOS: 2° A y B
FECHA DE ENTREGA: 03/05
FAMILIAS:
Para el desarrollo de la siguiente propuesta de trabajo se puede tener en
cuenta algunos criterios importantes, a saber:
|
1) COMO LES CONTAMOS HACE UNAS SEMANAS, VAMOS A
CONOCER EN PROFUNDIDAD A UNA AUTORA ARGENTINA: GRACIELA MONTES. ESTA VEZ
LES PROPONEMOS LEER EL CUENTO “EL CLUB
DE LOS PERFECTOS”.
2) LUEGO DE LEERLO TRATÁ DE RESPONDER LAS
SIGUIENTES PREGUNTAS:
A- ¿DÓNDE QUEDA EL CLUB DE LOS PERFECTOS?
B- ¿CÓMO SON LOS MIEMBROS QUE VAN ALLÍ?
C- ¿LA OTRA GENTE DEL BARRIO A DÓNDE VA? ¿QUÉ
HACEN EN LOS OTROS CLUBES?
D- ¿CÓMO SON ESAS PERSONAS DIFERENTES?
E- ¿QUÉ ES SER PERFECTO PARA VOS?
F- ¿POR QUÉ QUERRÍAN SER PERFECTOS?
G- BUSCA EN QUÉ PAGINA LA AUTORA
CUENTA CÓMO IBAN VESTIDAS/OS LOS MIEMBROS DE ESTE CLUB.
H- AL FINAL DEL CUENTO DICE “CUENTAN TAMBIÉN QUE EN LA CASA DE LA CALLE
WARNES AHORA CRECEN MALVONES. Y PARECE QUE ASÍ ES MUCHO MEJOR QUE ANTES”.
¿POR QUÉ PIENSAN QUE DICE ESTO “ASÍ ES MUCHO MEJOR QUE ANTES”?
3) COMPLETÁ EL SIGUIENTE CUADRO CON LAS
CARACTERÍSTICAS DE LOS PERSONAJES. ES DECIR ¿CÓMO ERAN?
LOS
PERFECTOS
|
LOS
OTROS
|
4)
EN UN BARRIO EXISTIÓ, ALGUNA
VEZ, UN CLUB LLAMADO EL CLUB DE LOS PERFECTOS. A ESE CLUB SÓLO ENTRABAN CIERTOS
HOMBRES Y MUJERES QUE SE CREÍAN SUPERIORES, PERFECTOS. PERO UNA NOCHE, OCURRIÓ
ALGO QUE DESATÓ EL CAOS…
¿QUÉ SUCEDIÓ? CONTALO A
CONTINUACIÓN.
Semanas 6 y 7 - Conocimiento del Mundo - Cuadernillo Nº 4 - 2ºA y 2ºB
CUADERNILLO N° 4 DE CONOCIMIENTO DEL MUNDO
GRADOS: 2°
“A” y “B”
DOCENTES: MASO, Lucía y VALLEJOS, Cynthia
FECHA DE ENTREGA: 10/05
FAMILIAS:
Para el
desarrollo de la siguiente propuesta de trabajo se pide tener en cuenta
algunos criterios importantes, a saber:
o
Las
actividades se realizan únicamente mediante uso de la plataforma Edmodo
o
Se
pide que para el desarrollo y producción de las actividades que les
estudiantes sean acompañades para su realización.
o
Tener
en cuenta que la tarea de la escritura es una tarea y un proceso complejo
para todes, por lo tanto es necesario respetar el proceso de les niñes al
momento de producir y crear sus escrituras.
o
Si
surge algún inconveniente o duda, no dejar de consultar vía Edmodo
solamente.
|
1.
LEAN EL SIGUIENTE TEXTO
LAS MURGAS Y EL CARNAVAL
LAS
MURGAS POR LO GENERAL ESTÁN FORMADAS POR UN GRUPO DE VECINOS Y VECINAS. ENTRE
TODAS/OS ELIGEN UNO O DOS COLORES QUE LOS REPRESENTEN, Y CON ESOS COLORES
FABRICAN LOS TRAJES, LAS BANDERAS Y EL ESTANDARTE. TAMBIÉN ELIGEN UN NOMBRE,
QUE CASI SIEMPRE ES GRACIOSO Y MENCIONA EL BARRIO AL QUE PERTENECEN.
EL
TRAJE SIEMPRE ESTÁ FORMADO POR UNA LEVITA, UNA GALERA Y GUANTES, CADA
MURGUISTA LO ADORNA A SU GUSTO, CON LENTEJUELAS, FLECOS, PARCHES Y
APLIQUES.
|
¡SI QUIEREN, PUEDEN ENTRAR AL
SIGUIENTE ENLACE EN DONDE SE ENCUENTRAN LOS NOMBRES DE ALGUNAS MURGA DE LA
CIUDAD!
2.
AHORA TE PEDIMOS QUE OBSERVES LAS SIGUIENTES
IMÁGENES. LUEGO, HAGAN UN LISTADO DE PALABRAS SOBRE LAS COSAS Y ELEMENTOS QUE
PUEDEN OBSERVAR Y QUE A SU VEZ A PARECEN MENCIONADAS EN EL TEXTO QUE LEYERON
ANTERIORMENTE.
JUNTO A SUS FAMILIAS ARMEN SU PROPIA MURGA. INVENTEN CÓMO SE
LLAMA, DE QUÉ BARRIO ES, CUÁLES SON SUS COLORES, Y DIBUJEN SUS TRAJES, BANDERAS
Y ESTANDARTES.
Semanas 6 y 7 - Matemática - Cuadernillo Nº 4 - 2ºA y 2ºB
CUADERNILLO N° 4 de MATEMÁTICA
DOCENTES: Maso, Lucía y Vallejos, Cynthia
GRADO: 2° “A” y “B”
FECHA DE ENTREGA: 10/05
FAMILIAS:
Para el desarrollo de la siguiente propuesta
de trabajo se pide tener en cuenta algunos criterios importantes, a saber:
Para poder realizar estas actividades podrán:
●
Imprimir el cuadernillo y
reaizarlas en él o resolver las actividades en el tipo de hojas que cada
actividad indique. Luego, podrán enviar fotos de cómo resolvieron dichas
actividades les niñes a través de la plataforma edmodo.
⮚ Se pide que para el desarrollo y
producción de las actividades que les estudiantes sean acompañades para su
realización.
⮚
Si surge algún inconveniente o duda, no dejar de consultar via Edmodo solamente.
|
COPIEN LAS SIGUIENTES FIGURAS RESPETANDO SU
FORMA Y TAMAÑO.
RESPONDAN
LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
●
¿QUÉ
TUVIERON EN CUENTA PARA COPIAR LAS FIGURAS? ¿POR QUÉ?
●
¿QUÉ
DIFICULTADES SE LES PRESENTARON?
●
¿LAS
COPIAS SON IGUALES A LAS ORIGINALES?
●
¿CÓMO
HICIERON PARA QUE LES QUEDARA DEL MISMO TAMAÑO?
●
¿USARON
LA REGLA? ¿DE QUÉ MANERA?
COPIÁ LAS SIGUIENTES FIGURAS RESPETANDO SU
FORMA.
RESPONDAN
LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
★
¿TUVIERON
DIFICULTADES? ¿CUÁLES?
★
¿LAS
COPIAS QUE REALIZARON SON IGUALES A LOS MODELOS?
★
¿QUÉ
TUVIERON EN CUENTA PARA LA COPIA DE ESTAS FIGURAS?
● SI YO TIRO ESTOS ELEMENTOS EN LA ARENA ¿QUÉ
FORMAS TENDRÁN LAS HUELLAS? ¿DIBUJÁ CÓMO SERÍAN LAS HUELLAS QUE DEJAN ESTOS
CUERPOS EN LA ARENA?
·
ESCRIBÍ LOS
NOMBRES DE LAS SIGUIENTES FIGURAS.
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